¿Por qué "la Chichi"?

Para nosotras la chichi, nombre mexicano para designar la mama de la mujer, representa tomar por bandera política nuestra corporalidad y re-significarla como sujeta de acción, de pensamiento, de sentimiento, como dadora de energía, también como portadora de placeres y sueños, y como una fuerza fundamental para transformar las injustas relaciones que imperan en las sociedades. Es un símbolo que le quita al cuerpo femenino el significado que se le ha impuesto como objeto de pasiones y acciones ajenas a sí misma.

 Lo femenino ha sido históricamente menospreciado, ha sido estereotipado como lo débil, lo privado, lo pecaminoso, lo pasivo, lo impotente y lo contrario a la razón.  Lo femenino ha sido caracterizado en un rol de obediencia, de cuidado para con otras personas, de maternidad, de delicadeza, de belleza estereotipada, de sumisión, de objeto de deseo, de otredad, de lo contrario a lo universal. Por este estigma de lo femenino nos han llamado madres, esposas, putas, brujas, vírgenes, santas, zorras, machorras, locas, viejas histéricas. Nos han edificado silenciosos altares y nos han condenado al infierno en vida. Lo femenino ha sido realzado como lo más preciado y al mismo tiempo se muestra en las acciones y los discursos que lo femenino es una cualidad menospreciada, desdeñada e indeseable. Este ser femenino impuesto por las sociedades machistas y patriarcales lo llevamos marcado en el cuerpo como un estigma. Es hora de quitárnoslo y mostrar lo que verdaderamente somos.

Mediante la chichi queremos re-valorar y re-significar lo femenino transformando esta visión estigmatizada de lo que debemos ser. Desde la lucha por sabernos sujetas de la historia, de las transformaciones sociales, de los cambios de las relaciones de poder, desde la lucha por relaciones horizontales y el reconocimiento pleno de los derechos humanos de las mujeres, desde la historia de los feminismos y los aprendizajes que de éstos adoptamos, proponemos una nueva forma de asumirnos femeninas: como una construcción social disidente que se opone a las jerarquías discriminatorias entre los géneros, las razas, clases socio-económicas, las preferencias sexuales, las capacidades físicas y mentales, las edades, las culturas; como una construcción social por la paz en el sentido más amplio y por la amorosidad.

La chichi representa afirmarnos como sujetas, representa la apropiación (expropiación) que hacemos de nuestro propio cuerpo en una exigencia por obtener el pleno derecho a decidir sobre él y a asumir las responsabilidades que esto conlleva. No somos objeto de placeres ajenos, somos sujetas de nuestros propios placeres. No somos el recipiente de un modelo de belleza hegemónica, somos creadoras de lo bello. No somos lavadoras de dos patas, somos personas íntegras y dignas que trabajamos en lo que nos place y alienta. No somos mercancía, somos seres humanas autónomas. No somos maquinitas de reproducción, somos mujeres con derecho y decisión.

Nos oponemos a un pensamiento mujerista o hembrista, que busca que las mujeres ejerzamos, como los hombres hacen en el patriarcado, poder de dominio sobre las demás personas. Asumimos la lucha por defender los derechos de las mujeres por ser mujeres, no por querer ser iguales a los hombres. Sostenemos que las diferencias entre las y los seres humanos no debe traducirse en inequidades e injusticias; las diferencias entre las personas, sean provenientes de nuestra biología o de nuestro posicionarnos en la sociedad y la historia, jamás dejarán de existir. Lo que debe dejar de existir son las relaciones de dominio injustas e inequitativas que toman por pretexto estas diferencias para existir.

Por todo esto, la chichi es un símbolo de resistencia y de unidad entre mujeres que manifiesta una nueva feminidad que nos hermana y contraria a una que nos divida y oprima. La chichi es sororidad: ante la opresión que todas hemos experimentado de alguna u otra forma por ser mujeres, nos aliamos en un pacto político en el que nos reconocemos interlocutoras, en el que rompemos con todas las jerarquías impuestas y nos miramos en relaciones justas y horizontales.